Esta novela está centrada en los desastres de las bombas atómicas en Japón, en sus víctimas y en la energía nuclear en general. Dos historias separadas por unos sesenta años que se intercalan de forma que acaban confluyendo. Nos habla de perdidas que marcarán toda una vida. Las descripciones (del paisaje y del padecimiento) son tan vívidas que traspasan el papel y llegan a calar hondo. El principio nos parece un relato quizás ingenuo, juvenil. Pero pronto la historia se vuelve importante, compleja. Se aprende mucho sobre el japón, su historia, sus costumbres y sus ritos. Es un libro ameno, con una prosa rápida que habla de grandes amores y que nos incita a reflexionar sobre los terribles errores de la humanidad. No es el final que desearíamos, pero es el final real, como la vida misma. Me ha parecido una historia preciosa.
hace 13 años