Desde un hecho verosímil y en el que numerosas personas creerán verse reflejadas, especialmente las que se han relacionado con el “funcionariado” y lo clerical de la Iglesia, se agudiza un interés de lo que puede y debe ser la Iglesia. La narración parte desde la visión de un ser humano muy comprometido con el ambiente eclesial, desde una institución de la Iglesia. Llegado el caso de estar él en necesidad, representantes del “funcionariado” le niegan su ayuda. En lugar de hundirse, recorriendo y recordando espacios geográficos con una impronta mariana, van surgiendo en él reflexiones sobre el porqué, el funcionamiento, la jerarquización y la misión de la Iglesia. Al final se le pide a la Iglesia que enseñe su verdadero rostro.