Desde que Roland Barthes proclamara, en la segunda mitad del siglo xx, la muerte del autor, los estudiantes dedicaron más tiempo a leer a Derrida y Foucault que a Cervantes o Shakespeare. Y a pesar de todo, las nociones del sentido común sobre la literatura han resistido tenazmente los embates de la teoría, aunque a menudo ésta haya cometido graves excesos. En este ensayo, Compagnon hace un balance de los logros y los fracasos de la teoría literaria a través de Saussure, Jakobson o Bajtín, pasando por Jauss, Gadamer, Szondi o Frye entre otros, para demostrar que la defensa de la labor teórica y el compromiso con sus métodos y propósitos deben estar siempre atemperados por la sabiduría del sentido común.