Pocos personajes hay en la historia de España tan polémicos y controvertidos como el capitán Lope de Olano, considerado en ocasiones uno de los navegantes más audaces y valientes de su tiempo, y en otras un detestable traidor. Hijo del alcalde de Azcoitia y emparentado con San Ignacio de Loyola, Olano fue uno de los pilotos que acompañaron a Cristóbal Colón en su tercera expedición a América (1498) y, tras varios años viviendo en la Española, fue nombrado segundo del gobernador de Castilla de Oro (hoy Panamá) Diego de Nicuesa. Sin embargo, un desafortunado episodio cambió el rumbo de su vida y enturbió su prestigio: Al mando de un bergantín, desapareció con una treintena de hombres durante un viaje de Cartagena a Castilla de Oro, y providencialmente descubrió la isla de San Andrés. Pero no tardaría en ser acusado por Nicuesa de traición, y ahí empezarían sus penurias.