El baile de las que sobran, segunda novela de la escritora Fermina Cañaveras, es un trepidante viaje al pasado de la historia más cruenta de España. Narrado en tercera persona, el libro nos cuenta, especialmente, la vida de tres mujeres unidas por lazos de sangre, pero separadas por todos los secretos que Tomasa y Visitación ocultaron a Claudia para protegerla del culpable de su destierro a Valencia a finales de la Guerra Civil.
La contienda quiebra el árbol genealógico de esta familia, en torno a la cual gira esta novela histórica que engancha a base de una prosa sencilla, ágil y necesaria para conocer cómo fue la lucha de las mujeres en ambos bandos en la España de 1938 a 1961. El texto arranca en 1959 con los deseos de la joven Claudia, nieta de Tomasa e hija de Visitación, de ser artista como en su día lo intentó su madre. Residen en Valencia, Claudia trabaja en el teatro Olympia y Tomasa y Visitación limpian en un hotel.
Dentro de esta alternancia de tiempos, nos trasladamos hasta septiembre de 1938. El matrimonio formado por Félix y Tomasa regenta el comercio La Poderosa, donde esconden a importantes figuras de la resistencia. Tomasa es la abeja reina de una de las colmenas de las Juventudes Socialistas Unificadas y Félix es el cabecilla de los ‘diablos rojos’. Pero nada es lo que parece, ya que detrás de su apacible mostrador lideran un universo de personajes por los que trasluce el arduo trabajo de documentación e investigación de la autora.
El baile de las que sobran es la crónica de un tiempo oscuro por el que Claudia siente curiosidad, sobre todo a raíz del encuentro con una profesora que abre la veda para que la chica de veinte años siga preguntando por lo que pasó en la guerra con su familia y por el Madrid de la represión franquista, al que consigue trasladarse para estudiar Derecho y cumplir su deseo de ser artista. La autora gradúa la información en un hábil juego que logra que, como Claudia, el lector quiera saber más y más.
El libro de Cañaveras es un relato desgarrador y despiadado que apenas deja lugar a la imaginación por la minuciosidad de sus descripciones. Como escenario secundario tenemos la ciudad de Valencia y como principal está Madrid convenientemente descrita. Aurora y Mercedes, por su parte, velarán por la vida de Claudia en este emplazamiento. Son amigas de la familia por encima de toda ideología política. Y luego estarán ‘las que sobran’, hijas de falangistas que pagaron las consecuencias de no pensar como sus padres. Entre unas y otras conforman un soporte sentimental necesario en un contexto de tanto espionaje, delaciones e infiltraciones en el bando contrario.
“Espero que me perdonéis, no busco que me entendáis, solo que cada una ha luchado en el bando que pensaba que era el correcto. Creo que, al margen de nuestras ideas y maneras de pensar, las mujeres hemos de apoyarnos y ayudarnos. Durante el tiempo que me dejasteis compartir con vosotras, he aprendido que en las situaciones más complicadas siempre ha sido una mujer la que me ha tendido la mano”. Quien habla es Aurora, pero podría ser el altavoz de muchas de las mujeres que aparecen en El baile de las que sobran, una novela donde la búsqueda de la identidad de Claudia es la excusa para ahondar en el papel que tuvieron las milicianas y las quintacolumnistas en los acontecimientos de la guerra y cómo algunas se desquitaron de sus principios y de sus creencias cuando la situación requería ayudar a otras mujeres.
Este libro embruja como el mejor de los sortilegios porque es casi imposible no empatizar con la insistencia de Claudia por conocer, por muy arduos que sean, los pormenores de un pasado que dejó a su madre traumatizada además de condenada al destierro como su abuela Tomasa. La novela cuestiona si es mejor no remover las aguas o, por contra, correr con las consecuencias de querer saber los secretos que hasta el momento eran un tabú. Claudia lo tuvo claro y pagó por ello viviendo en carne propia las vejaciones del Patronato de Reeducación. En este punto del libro, avanzamos hacia un final que no resta carácter a la obra a pesar de ser previsible. (Esther Martín, 24 de marzo de 2025
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