Gabriel Pombo tiene una excelente manera de aunar realidad histórica y ficción, consiguiendo un thriller policiaco interesante y ameno. Y, por supuesto, muy recomendable.

Novela donde se mezclan los casos del Destripador y el descuartizador del Támesis... es ficción pero la historia también pudo haberse escrito así. Si éstos asesinos eran temibles apareció un animal más peligroso aún.

La trama de esta novela histórica escrita por un experto en el caso de Jack the Ripper y la era victoriana resulta adictiva. En ella se nos desvelan las andanzas del asesino serial más célebre del siglo XIX (Jack el Destripador) perseguido por investigadores empeñados en frenar la retahíla de muertes que azota al suburbio de Whitechapel, este de Londres, en el año 1888. Pero cuando el protagonista principal, Arthur Legrand, avanza en sus indagatorias comprende que deberán enfrentar también a otro victimario aún más despiadado, cuyas presas aparecen desmembradas a las márgenes del río Támesis. Se trata de una historia de género negro policial inspirada en acontecimientos reales. Un argumento bien hilvanado que nos propone una idea de lo que pudo haber ocurrido en esas lúgubres calles más de ciento treinta años atrás, cuando unos ejecutores brutales masacraban víctimas indefensas. Dos de los mayores arcanos de la Inglaterra victoriana cuya solución se nos va dando a luz a través de pistas sutiles, página tras página, donde el escritor se sirve de una pluma que nos transporta a esa época tenebrosa y apasionante. En aquellos días aciagos para la justicia, mientras la policía británica mira para otro lado, la salvación de las mujeres marcadas para morir dependerá de unos detectives aficionados.