Hace poco más de un siglo que nació el escritor Llorenç Villalonga. La biblioteca del Círculo Mallorquín puso en sus manos a los prosistas del Gran Siglo, el duque de Saint-Simon, Chateaubriand, Stendhal, Anatole France, Flaubert y a Marcel Proust. No es raro, pues, que en la obra de Villalonga la huella francesa esté presente. Los relatos de Dos pastiches proustianos «Marcel Proust intenta vender un De Dion-Bouton» y «Charlus en Bearn»– son una buena muestra de esa fascinación y una auténtica joya literaria. Publicados por vez primera en los «Cuadernos Anagrama» en 1971, cuando se cumplía un siglo del nacimiento de Proust, fueron acompañados de una introducción en la que Villalonga escribió: «La admiración que profeso al genial escritor, cuyo natalicio se conmemora en este año de 1971, arranca de mis tiempos de estudiante.» Como en un juego de equidistancias entre los espejos del tiempo, esta nueva edición celebra el siglo de Villalonga, quien relataba así su admiración por Proust: «Aquella inteligencia lúcida, imbricada de realidad y fantasía, aquella sensibilidad dubitativa, casi enfermiza, compleja, llena de humor parisién, me deslumbraron vivamente.» A esta nueva edición se le ha añadido un prólogo de José Carlos Llop y un apéndice de Jorge Herralde.