Dice El País que «Roberto Enríquez, el hombre que hay tras Bob Pop, es un ejemplo perfecto de que eso que llamamos identidad está hecha de lo que hemos leído, de las pelis que hemos visto o de las canciones que hemos oído en bucle en la misma medida que de las muescas que nos dejaron los que nos amaron y los que no». Estos diarios llegan para confirmarlo, hechos de lecturas, reflexiones, películas, trabajo, dinero, sexo y enfermedad. Bob Pop firma aquí una defensa feroz de la memoria y del derecho a la posteridad. Un relato tan crudo como lleno de estallidos de esplendor sobre la vida real, el dolor físico y emocional y una insaciable curiosidad intelectual. Un homenaje, también, a todos los creadores que le han inspirado.