La autora rastrea, en la filosofía occidental, la idea de la existencia de otros mundos fuera del nuestro, llamado “real”. Cauquelin analiza tanto los argumentos aristotélicos que perviven en nuestro modo de pensar, como la teoría fundadora del mundo único, geocéntrico, a partir principalmente del Tratado del cielo del Estagirita, así como sus influencias en las “visiones” de la Antigüedad y de los teólogos medievales, los neoplatónicos del Renacimiento, hasta el mundo (único) de Descartes. Esta descripción precisa permite entender luego la construcción de los contramodelos, la revolución de sistemas que plantean la infinidad y la pluralidad de mundos, en particular el del genial Giordano Bruno, condenado a la hoguera a fines del siglo XVI...