Plutarco compuso el par Demóstenes-Cicerón en quinto lugar en la serie de las Vidas paralelas. Ya en la Antigüedad se consideraba que con Demóstenes, dirigente político de la Atenas del siglo IV que vive el fin de la independencia de su ciudad, y Cicerón, que en el siglo I de nuestra era lucha denodadamente por salvar la República frente a los ataques de los que buscaban su poder personal, había llegado la oratoria a su grado más alto de perfección, por lo que era habitual parangonarlos. El autor de las Vidas paralelas, que sigue criterios biográficos propios, trata de la oratoria solamente como un instrumento de la actividad política de los protagonistas, puesto que lo que en verdad le interesa, y lo que persigue en todas las series de sus vidas, es el estudio del carácter con una finalidad ejemplarizadora y moralizante.