Te dijeron que no podías subrayar ni doblar las páginas de los libros. Te dijeron que tenías que leer un clásico del siglo XVIII a los doce años. Te dijeron que eso que leías por las noches era basura. Te dijeron que nunca podías dejar un libro a medias. Te dijeron que los lectores son buenas personas. Te dijeron que ya nadie lee como antes. Te dijeron que los libros te harían amar la vida. Y tú no puedes evitar leer. Pero quizá lo haces boli en mano y en pijama, quizás has conocido a grandes lectores que eran malas personas y quizá tu vida te parece aburrida comparada con tus novelas favoritas. Contra la lectura es un texto apasionado y liberador a favor de los que, a pesar de todo, leen. Y contra los pedantes que dicen que aman los libros, pero en realidad solo consiguen que el mundo aborrezca la lectura.