A Marie le ha dejado su pareja. Pero en lugar de lamentarse y llorar por los rincones, decide que a partir de ahora no va a pasar ni una al género masculino. La venganza se sirve fría, terrible y muy, muy divertida. El autor nos sumerge en el día a día de la nueva Marie. Ella ya no es la mujer insegura que era antes, sino una mujer que se venga de su ex de las maneras más alocadas que se le ocurren y que también cambia su rol en el trabajo. Ya no es la chica mona que hace todo lo que dice el jefe… Me he divertido muchísimo con la historia. Ya no sólo por las ideas estrafalarias de Marie sino también por la curiosa relación que mantiene con el gato con el que comparte piso, por el elenco de personajes que rodean a la protagonista y por las situaciones disparatadas a las que se enfrentan todos ellos. Ya no sólo en el tema personal sino también en el laboral. Además de hacerte reír a carcajadas, el libro también te hace reflexionar sobre las relaciones familiares, los amigos y esa dura lucha entre querer estar solo y echar de menos la compañía de alguien con quien compartir las pequeñas cosas de cada día porque tienes miedo de que las cosas vuelvan a salir mal otra vez. No sólo he pasado muy buenos ratos con estos locos personajes sino que también me quedo con una reflexión de uno de los protagonistas de la historia: en un tiempo en el que supuestamente estamos unidos por los móviles y las redes sociales, cada vez estamos más solos. Es el primer libro que he leído del autor. Pero me ha gustado tantísimo que buscaré sus libros anteriores. (Ana García, 26 de octubre de 2016)
hace 8 años