Me esperaba bastante más. Manuel Fernández Álvarez, a veces, le da por montarse castillos en el aire y dejar de hacer de historiador para meterse a novelista para recrear momentos de la vida de Cervantes. Y como novelista resulta bastante ñoño y empalagoso. Se puede mirar la obra desde el conocimiento de la vida del autor y de ahí realimentar su biografía. Pero inventarse (no tiene otro nombre) sucesos de los que no hay constancia en la vida real de Cervantes, porque salen en sus libros y éste suele usar datos biográficos para sus obras es como poco inadecuado y peligroso. Además arroja dudas sobre el resto del libro.
Por ejemplo, sabemos que Cervantes estuvo en Lisboa, de lo que no hay constancia es de que allí vendiera su caballo y fuese de peregrino a ver a la virgen de Guadalupe sólo por que los personajes del Persiles lo hicieran.