El libro que tiene entre sus manos, querido lector, bajo el título de "Dos calles entre dos plazas", refiriéndose a la Plaza de Alonso Martínez, Calle de Laín Calvo, Calle de La Paloma y Plaza del Rey San Fernando, no es más que un paseo en línea recta, paseando por el Burgos actual, teniendo muy presente el Burgos antiguo. Es una doble caminata en la que la sorpresa puede saltar en cualquier momento, porque en sus imágenes está muy presente el pasado y la razón por la cual hemos llegado a la urbanización presente. Es un caminar armonioso e inédito, es un rato, mientras dura la lectura, en el que se visualiza un tiempo en el que nosotros no vivimos, pero que en sus líneas se une fraternalmente con el Burgos que vemos todos los días. Puede que actualmente se dé el caso, que se da, en el que aquello que nos creemos que pasó, está presente como el primer día que se creó. Aquí reside la fascinación de estas páginas que está leyendo, introduciéndose, sin darse cuenta, en la Historia de su ciudad, descubriendo recovecos que jamás pensó ver o recordar, llegando, por empezar, en una pequeña "Venecia", llena de agua y de puentes que el hacer del Ayuntamiento fue corrigiendo con buen criterio para, posteriormente, recorrer calles que eran verdaderas huertas en las que se cultivaba de todo, como por ejemplo la Avenida del Cid, que entonces eran "Los Vadillos", que también empleaban para pasear, no solamente los burgaleses, sino también los reyes y la nobleza que imperó en nuestra nación. Deseo que pase un buen rato al recorrer con la vista estas líneas.