En esos mismos años, los lusitanos, junto con grupos de vecinos orientales, los vetones, ante la presión a la que se veían sometidos por las tropas romanas, invadieron el territorio de la provincia romana. La respuesta del Senado romano en ambos casos fue brutal, al considerar que era una gigantesca coalición de fuerzas antirromanas en los límites de su dominio provincial. Su respuesta será el total aniquilamiento de las tribus que aún estaban dispuestas a defender su libertad con las armas. La consecuencia fue la guerra sin cuartel contra los romanos, que sería conocida como guerra celtíbero-lusitana, una de las más cruentas y largas que tuvo que soportar la República romana.