Es diciembre de 2008 y el escenario, un profundo valle de los Pirineos. De camino al trabajo, los empleados de una central hidroeléctrica descubren el cuerpo de un caballo decapitado suspendido en la cara helada de la montaña. La investigación del macabro hallazgo es asignada a Martin Servaz, un policía hipocondríaco que siempre actúa guiado por su instinto. Se trata del caso más extraño de toda su carrera. ¿Qué motivos podría tener alguien para asesinar a un caballo a dos mil metros de altitud? Todo indica que este es solo el principio de una larga pesadilla. Ese mismo día, Diane Berg, una joven psicóloga, se inicia en el mundo laboral en el psiquiátrico de la zona. De un modo paralelo, Servaz y Berg se verán involucrados en la vida de los habitantes del valle, esos seres cuyas existencias están marcadas por la soledad, el encierro, los miedos, odios y tormentos interiores. Ese opresivo escenario demostrará la verdad de un viejo dicho: todo lo que se oculta bajo la nieve acaba por emerger con el deshielo; los viejos crímenes terminan por aflorar por mucho tiempo que lleven enterrados.