Hijo de militar, nacido en la calle Serrano de Madrid y compañero en la universidad de José Antonio y de Pedro Arrupe, tras ingresar en la Compañía de Jesús, vivió la expulsión de la República y desde el exilio el fusilamiento por los rojos de dos de sus hermanos. De regreso a España se convirtió en «cura del régimen», capellán del Frente de Juventudes y del SEU, creador del SUT e incansable director de ejercicios espirituales, que llegó a impartir incluso al mismísimo general Franco. A mediana edad despertó a la otra España olvidada y decidió marcharse al Pozo del Tío Raimundo, donde plantó su chabola en el suburbio para asumir la causa de los oprimidos hasta su muerte. Con el deseo de ser como ellos, colaboró en la fundación de Comisiones Obreras y defendió a los represaliados hasta el extremo de hacerse del PCE y alzar el puño cuando este fue legalizado.