Tras sus espectaculares victorias en Europa occidental, el 22 de junio de 1941 las fuerzas alemanas invadieron la Unión Soviética. La Operación Barbarroja, así bautizada un honor de Federico I Barbarroja, el emperador del siglo XII tan admirado por Hitler, se convirtió en una auténtica cruzada del siglo XX contra el bolchevismo soviético. Encabezada por cuatro poderosos grupos acorazados, la aparentemente invencible Wehrmacht avanzó desde las fronteras occidentales de la Unión Soviética hasta las inmediaciones de Leningrado, Moscú y Rostov en el asombrosamente corto periodo de seis meses. El avance súbito e imparable de los alemanes destruyó virtualmente al Ejército Rojo y capturó el 40 por ciento del territorio ruso europeo de sucumbir a las puertas de Moscú y Leningrado.