El amor de familia es un amor equilibrista, un amor extremo. Los personajes que habitan los cuentos de La luz mala dentro de mí están poseídos por ese amor y se dejan arrastrar por él. Y así es como perciben el mundo. Desde el encuentro de un chico y su abuelo con la luz mala, a dos hermanos enfermos de literatura; desde la retorcida caza de un tapir, al derrotero de una familia de lobisones. Y de fondo, el paisaje chaqueño, a veces amigo y a veces –casi siempre– simple y llana amenaza.