Con los adjetivos “denso” o “difícil”, calificamos a las novelas que, reconociendo de antemano su calidad, se han escrito bajo un estilo o esquema narrativo que hace que el lector se enfrente a un reto para seguir el hilo. Con esta obra ambientada en el ecuador del franquismo, Luis Martín Santos rompió los esquemas dentro de la novela social tanto por la propia estructura en la narración como por la manera con la que, retratando la realidad del momento a través de la tramas del libro, denunciaba las injusticias sociales de aquella España. De esa manera, marcaba un gol por la escuadra a la censura llegando a los lectores que, en aquel momento, supieran leer entre líneas la denuncia de las condiciones paupérrimas de vida de la clase baja de la época y la doble moral de la sociedad española de aquellos años. Mediante la figura de varios científicos investigando con ratones suministrados por chabolistas del extrarradio al laboratorio en el que trabajan, la luz de la ciencia se contrapone con el oscurantismo y la hipocresía de la época a la hora de tolerar ciertas prácticas y condenar otras como el aborto, practicado de forma clandestina “in extremis” con resultado de muerte. Todos esos logros que han hecho de “Tiempo de silencio” un clásico, se contraponen con la dificultad de su lectura, plagada de metáforas que hacen dudar sobre qué está leyendo, y de reflexiones oníricas de Martín Santos en boca de sus protagonistas que llevan al tedio a muchos pasajes de la obra. En manos de cada lector está decidir a qué dar más peso en la balanza. www.antoniocanogomez.wordpress.com
hace 1 año