Ambientada 2 años después de su primera entrega, Pálido Criminal nos sitúa en un momento histórico en el que la maquinaria bélica alemana ya era imparable, lo que dejaba bien a las claras las verdaderas intenciones del partido nazi: el exterminio de los judíos y la futura guerra. En esta ocasión asistimos a la investigación de unos asesinatos de jóvenes arias cometidos por un asesino en serie en un Berlín pre-bélico en el que la lucha de poder, el espionaje entre organizaciones, el control policial, el odio a los judíos, las SS y las juventudes hitlerianas campando a sus anchas y la violencia policial estaban a la orden del día. La mejor baza de la novela vuelve a ser la sensacional ambientación que consigue trasladarnos de lleno a la peligrosa Alemania de mitad de siglo. Inferior, sin embargo, a Violetas de Marzo en cuanto a desarrollo e interés de la trama, la novela se "devora" igualmente, pero en esta ocasión el personaje principal parece haber perdido protagonismo. Gunther es menos duro, menos lacónico, menos cínico, es en definitiva menos Gunther, quizá porque su creador, Phillip Kerr, en esta segunda entrega prefiere centrarse más en la trama, dejando un poco de lado la adictiva y autodestructiva personalidad de Gunther, un Gunther por otra parte, cada vez más asqueado -y conformista- con lo que ve y vive. La novela marca además un punto de inflexión en la trayectoria del sardónico detective pues la tercera parte está ambientada en 1947, una vez terminada la guerra en un país desolado por la contienda mundial, inmerso en el principio de la guerra fría.
hace 14 años