Tras "Patria" cualquier novela que escribiera Aramburu es un handicap tanto para él como para los lectores. Él se, enfrenta a la responsabilidad de escribir tras realizar una novela redonda, perfecta, sin fisuras. Coge de nuevo la pluma que se aparta de una problemática social y se adentra en los caminos de la depresión. Toni, el protagonista, planifica su suicidio para el 31 de julio y desde el 1 de agosto anterior, va rememorando su vida y la de todos los personajes que le importan. Amalia, Nikita, Águeda y Patachula son su familia y su vida. Se van dando retazos de sus personalidades y sus vidas construyendo, a base de teselas, un magnífico mosaico romano tunecino. Bajo mi punto de vista, sin embargo, Toni, el protagonista queda muy desdibujado. Alguien que planea su desaparición con tanta antelación no está desesperado. Me ha faltado localizar sus razones y que plasme más sus sentimientos. La novela se deja leer sin sobresaltos pero para mí no ha sido un gran libro. En cambio, reconozco que me ha enganchado pero que, quizás, me haya dejado llevar por el alto listón de su antecesora.
hace 2 años