Primera novela de Cortázar y se le nota. Nada que ver con lo que vino después
hace 4 añosUn crucero de placer que se convierte en un juego, un misterio a medio camino entre la alegoría y el disparate más colosal... Un viaje al riesgo y a la libertad narrativa.
Primera novela de Cortázar y se le nota. Nada que ver con lo que vino después
hace 4 añosDesde el título se insinúa una bien intencionada ambigüedad, típica de Cortázar. ¿De dónde proviene estos premios? ¿Una rifa estatal te lleva totalmente gratis por el Atlántico? Pese a sus resquemores, los “premiados” acceden y se presentan en el puerto para disfrutar de la travesía. Pero poco placer encuentran en los pocos días que dura la travesía. Ya para el tercer día se cierra con violencia las vacaciones sobre el mar, con un trágico saldo que parecen todo olvidar de manera empecinada una vez vueltos a la civilización, no por el mar, sino por el aire, de manera más rápida y “moderna”. Al ser la primera novela de Cortázar, se le pueden perdonar muchas cosas: la considerable cantidad de personajes de relleno que no aportan absolutamente nada (ni en fondo ni forma), ciertos modismos que ya no son entrañables, sino que suenan arcaicos, innecesarios y molestosos. La afluencia excesiva (sobre todo al inicio de la narración, cuando se introducen y presentan al mar de personajes) de ciertos modismos (galicismos, anglicismos, etc.) refuerzan mi sensación de que “Los Premios” es la obra que más le ha afectado el pasar de los años y de las décadas, mucho más que “Rayuela” o el mismo “Libro de Manuel”, con el que comparte cierta manía en emplear membretes desconcertantes a sus personajes (hormigón, glúcidos, etc.) Así que el lector debe armarse de paciencia. Los dos primeros días resultan muy pesados e incluso aburridos, lo cual sorprende en Cortázar, siempre predispuesto a sorprender a sus lectores. En todo caso, el tercer día (del desenlace) es el que salva la obra y que evita que las vivencias y vicisitudes dentro del Malcolm no se pierdan en los bostezos y se vayan a la deriva del olvido. Me conmovió enormemente las líneas de pensamiento que se le dedican a Claudia al ver el cadáver de Gabriel Medrano (la única víctima mortal, cuyas acciones, motivaciones y muerte pueden resultar tontas e ingenuas, aunque no se descarta su afán autodestructivo incluso antes de subir al crucero) en el capítulo XLII. Sólo ahí se puede leer al fiel traductor del Arthur Gordon Pym de Poe, al Cortázar que vendrá. De la mayoría de los personajes anodinos y antipáticos (delineados adrede) resaltan Persio (a quien se le dedican acápites en cursiva que pretenden ser vanguardistas, pero no ayudan en nada en hacer atractiva la narración) y Don Galo. Por otro lado, entre los más o menos desarrollados, aparecen Felipe Trejo, quien desvela las oscuras obsesiones de Raúl. Este último sirve de bisagra del dúo lúdico Paula & López, cuyo sobrenombre a estas alturas suena más ridículo que divertido (Jamaica John). Cortázar apuesta por la interacción de estos personajes que pululan y complotan entre sí en la cubierta y en las cabinas. El brote de tifus y las tozudas medidas de seguridad que restringen el acceso a popa (que no resultan creíbles) son opacados por el desenlace final. La liberación y las ganas de olvidar todo lo que pasó... Esto último surge de manera forzada y el remate de la obra es breve e incluso abrupta. No se configura como un final abierto a lo "Arthur Gordon Pym", sino como una fórmula para rematar una novela que no necesitaba extenderse en demasía...
hace 5 añosHablo de memoria, pero creo que ésta fue la primera novela que escribió Cortázar y la primera que le leí; me enganché a él para siempre. En Los premios, ya se entrevé lo que luego será este maestro de la literatura. A.S.
hace 8 años