El agente del Servicio Secreto George Smiley había encontrado a Samuel Fennan particularmente simpático durante el interrogatorio, pero ahora Fennan estaba muerto: aparentemente se había quitado él mismo la vida. Pero ¿por qué? Fennan, empleado del Foreign Office, había sido investigado por una denuncia anónima que lo vinculaba al Partido Comunista, pero Smiley tenía claro que la investigación -poco más que una verificación de rutina- estaba terminada y el caso Fennan podía ser archivado. Al día siguiente de su entrevista, Fennan apareció muerto, con una carta sobre su cuerpo acusando a Smiley y al Servicio Secreto británico de haber destruido su carrera. Algo no encajaba para Smiley, y él se ocuparía de descubrir la verdad. Una verdad que podía ir aún más lejos de lo que él mismo se imaginaba...