Es una novela curiosa. Es negrísima, por su puesto. Y el hecho de estar escrita con la siempre arriesgada segunda persona, le da una tonalidad más oscura si cabe. El vocabulario que emplea también es un punto fuerte a tener en cuenta; es barriobajero y rancio -una combinación chocante-, y lo único que me ha sucedido con ella es que me ha costado leerla. Eso sí, para los amantes de las rarezas es una novela diez.
hace 8 años