La tranquila vida de Elsa Braumann se tambalea cuando es obligada a acudir en plena noche a una reunión en la Capitanía de Madrid. Allí le informan de que debe participar como traductora en una misión secreta relacionada con la reunión entre Franco y Hitler.
Antes de partir a Hendaya, Elsa se reunirá varias veces con el coronel Bernal, jefe de seguridad del operativo. Entre ellos, y debido a su común amor por el cine y la literatura, surgirá una gran afinidad.
La delicada situación de Elsa se complica cuando alguien la amenaza para involucrarla en una operación de contraespionaje: dispondrá de tres minutos para robar ciertos documentos a Franco en el tren que le llevará hasta Hendaya.
La traductora, de Jose Gil Romero y Goretti Irisarri, es una novela cuyo escenario principal es el Madrid de la posguerra. La ambientación está cuidada al máximo detalle, permitiéndonos visualizar los daños causados por los bombardeos y cómo la ciudad, poco a poco, resurgía de sus cenizas.
Elsa es una joven que se hace querer. Adora su trabajo como traductora de libros alemanes y cuida de su hermana. No aspira a más en la vida porque cree que su físico jamás le permitirá ser esposa y madre. No obstante, sueña con los ojos abiertos cada vez que se refugia en una sala de cine para disfrutar de una película.
Lo que ella no aprecia al reflejarse en el espejo sí lo ve el capitán Bernal. Es una joven culta que se preocupa más por cuidar de su alocada hermana que de sí misma. Y para él se hace realidad aquello de «la belleza que atrae rara vez coincide con la que enamora».
Elsa y Bernal son mis personajes favoritos de la novela, pero la verdad es que hasta los villanos se hacen querer por un motivo u otro. Si tuviera que escoger a mi “malvado” favorito sería «El Payés», un hombre tosco, pero con un corazón de oro.
Al hilo de la trama principal, los autores nos hablan de las tensiones políticas de la dictadura, de la quema de libros por parte de las autoridades y de cine. No en vano, el coronel Bernal se parece a Errol Flynn, uno de los galanes de la gran pantalla.
Una novela que os recomiendo leer despacio para disfrutar de cada referencia metaliteraria, del amor por los libros y el cine. Esos pequeños detalles la convierten en una historia muy especial, de las que volveré a leer pasado un tiempo para volver a perderme entre sus páginas y reencontrarme con sus protagonistas.
¿De qué material están hechos los sueños? Para mí, de novelas. Y sin duda La traductora da para soñar mucho y olvidarse del mundo por unos días. (Ana García, 10 de septiembre de 2021)