Mayo, 1936. Una joven viaja a un pequeño pueblo de la sierra gaditana donde desempeñará, por primera vez, su vocación y profesión: la de maestra. Ulalia —o Lali, como la llaman sus alumnos— se prepara para dar clase a un grupo de niños y niñas. Nerviosa, repasa los modernos principios pedagógicos que le han inculcado durante la República y que, poco después cuando estalle la Guerra Civil, la condenarán. Acusada de adoctrinamiento, es arrestada y no podrá volver al aula durante la dictadura, convirtiéndose en una de las víctimas de un proceso que afectó a un tercio del cuerpo docente de España. Hasta que treinta años después, una visita inesperada lo cambiará todo para Lali.