“La lluvia amarilla” es una novela breve e intensa en la que su protagonista narra, en primera persona, su vida y el progresivo abandono de la pequeña aldea en la que vive, en el Pirineo aragonés, donde ya es su último habitante. Rodeado de casas en ruina y de una naturaleza agreste e inmisericorde, y con la única compañía de su perra, la soledad y el fantasma de la muerte, que le acecha en las divagaciones de su mente, recrea fragmentos de su pasado y de lo que vendrá después de su desaparición.
Escrita con una prosa de un lirismo exquisito, capaz de absorber y transmitir al lector la atmósfera desoladora y las sensaciones del narrador de un modo soberbio, es, en mi opinión, una obra magnífica, de lo mejor que he leído últimamente.