Existe un momento en la vida de todos en el que la memoria se ilumina de repente. Basta un puñado de fotos, un aroma, una canción, para que las compuertas del pasado más lejano dejen paso a esas imágenes que, como ocurre en el cine, permanecían ocultas en la cabina de nuestra memoria. En Escenas de cine mudo, Julio Llamazares decide reconstruir a través de ellas la película de una época que fue el preludio de su vida. Desde la intimidad de una voz en off y a medias entre el recuerdo y la imaginación, le devuelve así la vida a un tiempo que sólo existe ya como ficción.