Tras el aluvión de noviembre de 1967, Florencia renace lentamente. Bordelli dimite de la policía, a causa de las brutales amenazas recibidas durante su investigación del homicidio de un muchacho, y rehace su vida en el campo, preguntándose a menudo, «si es el destino o la casualidad lo que gobierna el mundo». Pero será el destino lo que le otorgará la ocasión de la revancha. Él, por supuesto, no se echa atrás, aunque haya perdido la fe en la justicia que lo caracteriza. A partir de ahí, su aventura queda marcada por el deseo de nivelar la balanza, guiado por el amor y una honradez primordial que se convierte en obstáculo para toda absolución. Con La fuerza del destino, el lector accede a una de las aventuras más emocionantes del inspector Bordelli, en la que descubre su lado más humano.