Emotivo relato acerca del compromiso humano y la caridad imperante en una amistad. Como otros relatos de este autor, la tragedia mete su cola.
hace 13 añosGeorge y Lennie viajan juntos, trabajan juntos y tienen un sueño que algún día compartirán: un trozo de tierra propia con una casita, una granja y una pequeña huerta. Con este sueño viven día a día. En general, los hombres, hartos de rudos y pesados trabajos, se gastan sus pagas en mujeres y alcohol, pero George no lo hace porque tiene que cuidar a Lennie. Cuando llegan al nuevo trabajo, George le recuerda a Lennie lo importante que es mantener la boca cerrada y no meterse en lios. Lennie es un hombretón, pero mentalmente no es más que un crío retrasado, y a veces esta condición les ha metido en algún que otro problema. Ahora están en una hacienda donde será muy difícil no encontrar lios: el hijo del señor es un gallito que va buscando pelea y pone los ojos en Lennie, y su esposa es una mujer aburrida que solo encuentra diversión flirteando con los hombres que trabajan las tierras. Ambos podrán su vista en el personaje más inocente de esta historia: Lennie. Y Lennie sólo pensará en que un día su sueño se hará realidad. George tiene que velar por ello, y el viejo Candy se ilusionará tanto con esa idea fantástica que se unirá al sueño. Pero antes de terminar su contrato, ya habrán tenido el problema que George tanto temía.
Emotivo relato acerca del compromiso humano y la caridad imperante en una amistad. Como otros relatos de este autor, la tragedia mete su cola.
hace 13 años