Lectura que va de mas a menos. La presentación del profesor parece augurar una lectura, cuando menos, amena. Pero no es así, al final se convierte en un relato insulso, aburrido, en el que nos perdemos, como el profe protagonista, sin saber qué se quiere contar. Lo acabé porque tiene pocas páginas y también un poco por el deseo de que me sorprendiera. Pero no.

Indispensable.

azar, si es la mano de Dios la que provoca el encuentro o si este es el resultado de una complicada ecuación. Nunca lo sabremos, pero nada es casualidad, y si los encuentros son pura matemática, el viejo profesor despejará la incógnita tarde o temprano. No importa que su memoria solo dure ochenta minutos, su asistenta y el hijo de esta siempre le recordarán lo que el olvido le niega. Como lector, desconozco dónde radica el éxito de la novela, reeditada decenas de veces -siempre se me dieron regular las mates-. Quizá la fórmula del éxito sea simple, y es que Ogawa nos enseña a amar y a no renunciar a quien, por sorpresa, llama a las puertas de nuestra vida con insistencia. Nos enseña a no renunciar a la felicidad, aunque esté limitada a ochenta minutos, tiempo suficiente para que un hombre regale su vida a una mujer y a un niño ochenta veces. Como el profesor, yo también prendería de mi americana un papel donde rezara: <>.

Se lee con la misma rapidez que la historia te engancha.

Lectura fácil y amena de principio a fin, que a menudo hace que sintamos compasión y pena por el profesor, pero también admiración por todos los personajes y las matemáticas que les rodean.

BONITA. Hay determinado tipos de libros que mas allá de un análisis sesudo literario de su estructura o virtudes técnicas, transmiten una sensación de placidez, felicidad, limpieza, blancura, etc, que no puedes por más que agradecerle los buenos momentos que te ha hecho pasar. Además si añadimos un buen ritmo y amenidad, a pesar de los límites temporales y espaciales de la historia, y por supuesto cierto afán didáctico y un indisimulado amor por las matemáticas, tenemos una mezcolanza más que atractiva. Esta historia entre un profesor con una memoria de sólo 80 minutos, una asistenta y su hijo de 10 años, es tan sencilla como efectiva en sus bondadosas intenciones. Todo un fenómeno de masas en Japón que creo que puede gustar a todo tipo de lectores, y que me recuerda algo a “La sonrisa etrusca” por lo que tiene de encuentro entre dos mundos, y la felicidad e influencias que entre ellos se transmiten.

ZZZZzzzzz y poco más puedo decir. Infumable.

Insulsa e sobrevalorada novelita japonesa sobre un anciano matemático con problemas de memoria y la especial relación que establece con su asistenta y el hijo de ésta. Leída en agosto de 2012.

Un libro sencillo y delicado que trata sobre las relaciones humanas y su fuerza, cuando las personas conectan. Con una sensibilidad muy contenida, muy al estilo oriental vamos progresando en la relación entre los personajes pausadamente, saboreando cada detalle hasta su desenlace. No es una historia apasionada pero sin embargo logra transmitir la emoción de la dulce y efímera complicidad que ese establece poco a poco entre los personajes. Un libro sencillo y a la vez poético donde mucha de la poesía reside en las matemáticas. La forma en la que se cuentan las relaciones entre los números es fascinante, Me ha gustado mucho, se lee con facilidad pero al tiempo es lírico, profundo y original. Leeré mas cosas de esta escritora.

La novela gira en torno a un viejo profesor de matemáticas que sólo tiene memoria presente de los últimos 80 minutos, y que entabla una relación especial con su asistenta y el hijo de ésta, de 10 años. Las matemáticas y el béisbol forman parte importante del argumento. La historia está narrada en primera persona, nos la cuenta la asistenta años más tarde, y me ha parecido bonita, curiosa y entretenida. Novela muy sencilla pero que me ha gustado bastante.

Una novela entrañable llena de ternura, muy amena fácil de leer, que te hace recapacitar sobre la aportación que se pueden hacer los niños y mayores.

Es una novela entretenida, amena, bien contada y que enseña matemáticas. Es breve y resulta grata como lectura ligera.