Juana I la Loca, reina de Castilla de 1504 a 1555, tuvo una vida llena de intrigas y luchas por el poder. En 1504 aparecieron los primeros síntomas de enajenación mental, que se acentuaron a la muerte de su esposo Felipe el Hermoso, en 1506. Su figura es una de las más trágicas y legendarias que ha dado la monarquía española.