El Elogio de París fue escrito por Victor Hugo con motivo de la Exposición Universal de París de 1867. Es casi una declaración de amor a París en la que ocupa un lugar central la historia de la ciudad, y la interpretación que Hugo hace de ella; el protagonismo que París ha tenido en la historia de Francia y el que está teniendo –ya en tiempos de Hugo– en la de Europa. Para Hugo, París es la heredera de Jerusalén, Atenas y Roma. Toma el relevo de las tres ciudades que, en el pasado, iluminaron al mundo, y encarna el progreso de la humanidad. Un texto singularísimo que nos abre los ojos a otra visión de París, que nos ayuda a entender cómo y por qué París es París, lo que ha significado para la humanidad esta capital intelectual del mundo que lo fue durante el XIX y buena parte del siglo XX, y que hoy sigue fascinándonos con su encanto intelectual, histórico, estético y vital.