Simon Serrailler, el guapo inspector cuya frialdad e introversión le ha convertido en el rompecorazones de Laferton, parece haber dado con la horma de su zapato y, contradiciendo los rumores acerca de su homosexualidad, el objeto de sus deseos es nada menos que una afable y misteriosa monja pelirroja. Sin embargo, los devaneos amorosos deberán postergarse, pues el secuestro y desaparición de un niño y un marido al que la reciente viudez parece haber trastornado por completo convierten a la pequeña comisaría de Lafferton en un polvorín a punto de estallar. Con elementos que pueden hallarse también en las novelas de Donna León o Alicia Giménez Barlett, Susan Hill despliega ante los ojos del lector todo un mundo rural y la transformación trágica y radicar que sufre a continuación por el efecto del crimen, añadiendo la presión mediática que sufre la policía por este hecho.