A principios de los años cuarenta, cuando la Segunda Guerra Mundial hacía estragos en Europa, un joven seminarista alemán llamado Leopold Bernhard llega a Estados Unidos huyendo del régimen nazi. Tiene una larga historia que contar, y el FBI lo pone en contacto con Kressman Taylor, quien en 1942 publica Día sin retorno, protagonizado por Karl Hoffmann, nombre bajo el que se oculta la verdadera identidad de Bernhard. Revestido de ficción para proteger a su familia, en sus páginas se narra el tortuoso periplo personal del protagonista, que ve morir a su padre a manos de los nazis, y él mismo es perseguido duramente por oponerse a Hitler. Por otro lado, describe con una intensidad desgarradora cómo la alta sociedad alemana fue amoldándose poco a poco a la ideología nazi, y aceptándola, lo que permitió que el régimen de terror se extendiera velozmente por todas partes. Asimismo, refiere su primera y terrible consecuencia: las deportaciones a los campos de concentración. Más que una novela, Día sin retorno es la crónica de un hecho real escrito cuando aún Europa estaba inmersa en una de las mayores tragedias que le ha tocado vivir.