Ha sido todo un descubrimiento. Son cuentos sutiles que parten de tramas en apariencia banales pero que encierran mucha profundidad. Mansfield nos transporta al Londres Victoriano. A esos escenarios cargados de tés en los jardines, de conversaciones banales. Sus protagonistas suelen ser mujeres con vidas tremendamente aburridas, cargadas de monotonía. En "La fiesta en el jardín", por ejemplo, pretender romper esa vida encauzada en rígidas acequias con la rutina de aburridísimas fiestas igual de banales y soporíferas. La muerte en un accidente de un joven vecino de clase interior parece que puede alterar esa tarde de tintineos de cucharillas con la porcelana y frases hechas que se deshacen en cumplidos y alabanzas entre los selectos asistentes. Mención aparte, es el relato que me ha gustado más, "La lección de canto". Una profesora sumergida en una falsa relación amorosa recibe una carta en mitad de su clase en la que su compañero sentimental rompe con ella. Su mundo se desmorona en ese momento y continúa la clase cargada de tensión que traspasa a los alumnos. Páginas memorables son ésas. Más tarde recibe un telegrama en que su prometido rectifica y se retracta y, a pesar de lo que ella ha dicho antes, prefiere continuar su pantomima y respira aliviada. Mujeres que sueñan con ser cortesanas para ser mantenidas de algún personaje con título nobiliario y con palacete en las afueras mantenida por estos señores. Otras que viven el primer amor soñando con ser libres para obrar de la manera que les plazca pero que sus atavismos lastran dichos deseos. A mi no me suelen enganchar los relatos y éstos lo han conseguido. Su temática parece seguir un hilo conductor. Aconsejó leerlos espaciadamente intercalándose con otras lecturas. Muy sorprendentes y avanzados para la época en que se circunscriben.
hace 1 año