Año 924. Hasday ben Shaprut es un muchacho de solo trece años, despierto, precoz y ávido por comprender el mundo que lo rodea. Tanto es así que no dudará en transgredir las estrictas normas sociales y religiosas que coartan sus ansias de conocimiento. Adolescente judío en una madina musulmana, hijo de un próspero comerciante y con una fuerte personalidad, pronto descubrirá que no le van a faltar enemigos. Tres son los hilos conductores de la trama: una esclava judía por la que Hasday es capaz de traicionar la confianza de su propio padre; una enconada enemistad que lo perseguirá durante toda su vida, y un libro, la valiosa copia de un antiguo compendio de medicina, el Tratado de los simples, que bien podría dar título a esta novela. El médico del califa es una historia de descubrimientos en una época apasionante, el inicio del esplendor de la Córdoba de Abd al Rahman III, que Hasday tendrá la oportunidad de vivir junto a sus artífices. Mercaderes, bibliotecas, traductores, la madrása y el bimaristán, embajadas y conflictos bélicos, avances científicos, la construcción de la Madinat al Zahra… son pinceladas que completan el fresco de una Al Ándalus en su periodo de esplendor, cuando Córdoba se convirtió en la luz que iluminaba Occidente.