Robinson regresa al escenario de Gilead para narrar el retorno a casa de Jack y Gloria, hijos del reverendo Boughton. Gloria, de treinta y ocho años, ha regrasado al hogar familiar para cuidar su moribundo padre. Al cabo de poco tiempo, su hermano Jack, hijo pródigo que ha estado fuera veinte años, vuelve a casa en busca de refugio y tratando de reconciliarse con un pasado marcado por las preocupaciones y el dolor. Mal chico desde su infancia, alcohólico incapaz de conservar un empleo, vive perpetuamente enfrentado a todo lo que le rodea y, en especial, al tradicionalismo de su padre aunque, brillante y encantador, sigue siendo el hijo más querido del Reverendo Boughton. Mientras su padre vive sus últimos días, Gloria y Jack establecerán una intensa relación.