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EL ÚLTIMO DÍA DE UN CONDENADO A MUERTE VÍCTOR HUGO

Nota media 7,92 Muy bueno 25 votos 5 críticas

Resumen

En octubre de 1828, al cruzar la plaza parisina del Hôtel-de-Ville, Victor Hugo descubre el armatoste de una guillotina allí instalada así como al verdugo que engrasaba la máquina y ensayaba la sesión de la tarde. Impactado por la estampa, Hugo comienza al día siguiente la redacción de El último día de un condenado a muerte (1829). Para el poeta, todo cadalso levantado para guillotinar a un hombre es un retorno infame del salvajismo más primario. Ya había escrito en su novela Han de Islandia: «hay en el fondo de los hombres un sentimiento extraño que los empuja, igual que a los placeres, al espectáculo de los suplicios como para ver qué sombra arroja el ala de la muerte planeando sobre una cabeza humana, como para examinar lo que queda de un hombre cuando la esperanza lo ha abandonado». El último día de un condenado a muerte es un relato en primera persona en el que Victor Hugo deja de lado los detalles de la biografía del condenado: su origen, estado social e incluso su crimen. Es el espíritu de un condenado el que se analiza y escruta con un rigor y una paciencia totalmente metafísica. Escuchamos la voz de un individuo que espera la muerte y oye discurrir su conciencia, que narra al lector su camino a la agonía para compartirlo con él, que también aguarda, aunque sin plazo prefijado, la muerte. El recurso literario al monólogo interior convierte este relato en una de las primeras novelas modernas. Completa la edición Claude Gueux (1834), una crónica judicial escrita dos años después de que su protagonista fuera ejecutado.

5 críticas de los lectores

10

El relato interior de un reo antes de partir hacia el cadalso. Este libro es una joya, te hace empatizar con el personaje mientras este medita en el interior de su celda durante las últimas horas antes de recibir la pena capital. Nunca se menciona su delito cometido simplemente eres testigo de sus últimos pensamientos, de sus añoranzas y esperanzas.

hace 2 años
8

Hay que tener presente la "novedad" que supondría la abolición de la pena de muerte en la fecha que Hugo escribió esta novela, hace casi 200 años. En las últimas páginas es cuando el condenado medita sobre su situación cuando ya se ve camino de la guillotina; en las páginas anteriores, es más bien la descripción de lo que eran las prisiones y la situación en qué estaban los condenados, bien a muerte, bien a galeras y cadena perpetua. Y el festival que supone para el pueblo ver cómo y cuándo ejecutan la pena, algo para ellos como si fueran las fiestas del pueblo, situación muy generalizada. También he recordado la diferencia que puede suponer una pena de muerte y una cadena perpetua con tortura anímica toda la vida que le quede, estar viviendo la muerte, como ha sucedido no ha muchos años con alguien que mejor hubiera sido ejecutado, por humanidad y por "merecimiento". Es fácil hacer toda clase de cábalas desde la barrera y pensar qué y cómo lo puede hacer el condenado, a veces puede que sea muy diferente. Todo son suposiciones.

hace 8 años
8

Muy intenso, sensible, invita a la reflexión. Como todo lo de Victor Hugo es altamente recomendable. Es mejor si lo lees de un solo tirón, para no descargarte de la emotividad plasmada a través de todo el relato.

hace 11 años
10

Una obra con una sensibilidad tremenda y un tanto angustiosa. Obra maestra.

hace 11 años
9

Libro auténticamente espectacular y único, es un excelente alegato contra la pena de muerte, y escrito de un modo totalmente alejado del estilo romántico e intenso de su autor. Escrito como un relato autobiográfico en el que un condenado a muerte reflexiona sobre su situación, en ningún momento sabemos cúal es el motivo de dicha condena, aunque el autor nos deja claro que es culpable del crimen cometido. Obsesionado por el paso del tiempo que le acerca irremediablemente a su ejecución, el narrador se declara incapaz incluso de sentir remordimientos debido al terror que siente a medida que se acerca su hora, y no podemos evitar acompañarle en su angustia y en su desolación. Auténtico ejemplo de narración en primera persona, resulta totalmente conmovedor y, sin duda, no puede resultar indiferente a cualquiera que lo lea.

hace 12 años