Una historia mínimo interesante, la cual cobra mucho más sentido al estudiar el estilo de vida reclusivo y solitario, en los paisajes agrestes de la región de West Yorkshire, de la escritora. Emily Brontë creció en la región de los páramos ingleses, aunque en diferentes momentos de su vida vivió en otros lugares, ella acabó volviendo siempre a su pueblo, que aunque era una región pobre y de mala calidad de vida e higiene en su época, era donde ella estaba a gusto. La historia transmite esa sensación lúgrube del ambiente semirural de la época, y aunque la escritora hablaba poco con la gente, le gustaba escuchar sus historias y analizar el comportamiento de las personas. Desarrolló una historia con personajes duros, vengativos y de malas intenciones. Para leer esta historia, hay que estar ambientado al lugar y cultura de la época, de otra manera, la lectura se hace pesada y difícil. No es la típica historia que suele atrapar al principio, ni en la que uno tiene compasión por los personajes principales. Pero es una historia a la que hay que prestarle mucha atención al principio para irla entendiendo bien en el desarrollo. A medida que se va desarrollando la historia, atrapa y entretiene más. Básicamente, la historia trata de unos personajes que dejan que sus vidas se muevan por el odio y la venganza, dejando evidente que muchas veces somos nosotros mismos los que elegimos vivir mal, pudiendo vivir en condiciones mucho mejores. La historia nos narra cómo las personas vengativas y rencorosas acaban arruinándose ellas mismas, y también a los demás. Pero también, la historia nos demuestra como muchas veces las personas son como son, no por que sean así de nacimiento, sino que se han juntado con las personas inadecuadas en el transcurso de la vida, pudiendo cambiar de actitud por voluntad propia.
hace 2 meses