Magnifica continuación de la saga Alatriste, en la que más que la acción (que la hay) lo que predomina son las descripciones tanto psicológicas de los personajes como la de los bajos fondos de un país no muy diferente en cuanto a corrupción del que hay ahora. Mención aparte las reflexiones del narrador, personificado en Iñigo, de los momentos que le toca vivir en la España del siglo XVII que se desangra entre las guerra en el extranjero y la podredumbre interna de una nobleza decadente y un funcionariado corrupto en espera de qué medrar. En esta pequeña joya, hasta hay momentos para la sonrisa, (el capítulo de la visita al condenado a muerte es para enmarcar) y para la seriedad como los pequeños diálogos entre Alatriste e Iñigo, que dicen más cuando callan pero dan que pensar cuando hablan. En definitiva la he disfrutado mucho, me ha transportado a esa época y por tanto la recomiendo encarecidamente.
hace 6 años