Como gran admiradora de Reverte, me cuesta mucho decir que esta novela no me ha gustado nada, me ha parecido aburridísima, con demasiados términos de barcos, personajes nada simpáticos y ha llegado un momento, a 40 páginas del final, que me he planteado por qué estaba leyendo esto y la he dejado. Enorme decepción.

La verdad es que esta novela me ha decepcionado. Es aburrida, pesada y en muchos momentos peca de pedante.

Un rollo de historia, simple y sin interés. Además no atrapa. Arturo, la historia es un rollo.... Mucha publicidad, buenas entrevistas..... pero la historia hace aguas por todos los sitios. Sin duda, hay talento en el escritor.....pero se diluye en textos que no cuajan , ni llevan a ninguna parte. En este carrusel de libros buenos escritos por Arturo y otros realmente malos, también escritos por èl. Es muy difícil para el lector, adivinar lo que le deparará en la próxima lectura.... Lastima!!!

Aventura clásica inspirada en las de Conrad y Salgari, en general entretenida y fácil de leer, salvo en algunas descripciones que se hace más pesada. La trama es simple pero efectiva y los personajes atractivos. Cumple sin alardes.

«Matar por la patria, por odio al turco o al vecino, por amor, matar por celos… Desde la Ilíada hasta hoy, los griegos siempre hemos matado por algo». Novela costero-marítima ambientada con el fondo de la G. C. española, a las puertas de la Segunda Guerra Mundial, y cuyo escenario está en las islas griegas del Egeo y Estambul. Confidentes, espías, ayuda de países externos, cumplir órdenes de uno y otro bando, y el amor. El amor de una mujer madura que está harta, aburrida y asqueada de la vida. No está hecho el personaje de Lena para caer bien, no creo que me haya pasado solo a mí. Hay suspense en el mar y suspense en la isla. También hay carcajadas que me produce Bobbie Beaumont, radiotelegrafista inglés, que cada vez que habla lo hace como si fuera un personaje de una obra de teatro de Shakespeare, cosa que hace perder la paciencia al oficial al mando. Como siempre, merece la pena meterse en el mar de la mano de Pérez-Reverte.