Va desgranando la supuesta vida de un Jesús abrumado por todo lo que vive y siente e intercalando las historias que cuentan los otros evangelios para hacer coherente este. Entre episodio y episodio, Saramago deja sus buenos hachazos a la Iglesia, y hasta al mismo dios (precisamente por eso es por lo que han tachado este libro de blasfemo). Me quedo especialmente con este diálogo: "No quiero esa gloria, Pero yo quiero ese poder". Respecto al libro en sí, tengo la impresión de que a Saramago le regalaron un saco de comas y decidió no dejar ninguna sin usar. ¡Qué capacidad de subordinación! Con todo, merece la pena leerlo, es impresionante.
hace 5 meses