Bahía de Gibraltar, 31 de enero de 1782. En pleno asedio a la fortaleza ocupada por los británicos, la Armada española intercepta un documento remitido desde Londres al gobernador de Gibraltar, y previamente sustraído del despacho del conde de Floridablanca, Secretario de Estado y jefe de gobierno de Carlos III. Ante la posibilidad de que existiera una red de espionaje enemiga operando en Madrid, el mando español envía a la capital a Beltrán Ochoa, capitán de Dragones de Pavía, con la misión de descubrir a los miembros de la inteligencia británica. En el desarrollo de su cometido, Beltrán Ochoa se verá envuelto en múltiples situaciones de riesgo propias de la guerra en la sombra, sin que en ningún instante sea consciente de que deberá enfrentarse al amor, la venganza y, lo que es peor, a su propia conciencia.