En plena Edad Moderna, la corona hispánica se enfrentó a una situación económica compleja: si bien la plata fluía desde ultramar, la hacienda pública debía hacer frente a las dificultades para sostener su vasto territorio. Los monarcas tenían que recurrir a los asientos —créditos—, aumentando así la deuda soberana. Solo en la primera mitad del siglo XVII se decretaron dos suspensiones de pagos. La banca adquirió entonces un papel relevante.
Este elocuente libro se sumerge en la figura del que fue el gran banquero de los monarcas Felipe II y Felipe III: Octavio Centurión. Analiza todos los avatares de su vida social, privada, íntima, describiendo tanto la Génova de sus orígenes, como la herencia que dejó al morir. Este influyente hombre de negocios, personaje clave de la época, llegó a ser caballero de Santiago y de Alcántara e incluso marqués de Monesterio.