Tristezas de Bay City adentra al lector en un mundo nocturno, donde el peligro late detrás de cada sombra; de esta manera el escritor explora el lado oscuro no solo de Hollywood, si no del resto de la ciudad de Los Ángeles. En Tristezas de Bay City se halla una expresión impresionante, propia del buen desenvolvimiento en el género policial. Si bien no escapa de las herramientas clásicas de éste, tiene un dejo de originalidad, sobre todo si se tiene en cuenta que la historia comienza a girar, contorneando el eje de una gran investigación, alrededor de unos escarpines, de terciopelo color esmeralda, que pertenecen a una adinerada mujer.