Entre los brumosos canales de la más bella de las ciudades, en el camarote de un vapor, aparece el cadáver de un alto funcionario de la corte imperial austriaca. Para el comisario Tron, último descendiente de una familia de la nobleza veneciana venida a menos, la investigación adquiere un cariz extraño: la fascinante y misteriosa princesa de Montalcino se encuentra entre la lista de pasajeros.