¿Crisis? ¿Habéis dicho crisis? Pues aquí tenéis: el trabajo es sólo elegir. Derrumbe de la economía de casino y de las finanzas mundiales, pobreza y desigualdad creciente desde hace treinta años, lucha cotidiana de millones de personas para acceder al agua y a la alimentación, calentamiento del clima con desastrosas consecuencias. Todas estas crisis proceden de las mismas políticas neoliberales establecidas por los mismos actores; a pesar de que se agravan mutuamente, ninguna es una fatalidad. Podríamos gozar de un mundo limpio, verde, rico y justo, donde todos y todas pudiéramos vivir dignamente. A su lógica, debemos oponer la nuestra. No es tan complicado si comenzamos por invertir los términos... Podemos llamar a esta crisis del sistema, de civilización, de globalización, de valores humanos, o utilizar algún otro término universal, omniabarcador; la cuestión es que nos ha encarcelado mental y físicamente y que hemos de liberarnos. La clase dominante que dirige la cárcel en la que estamos aún quiere "todo para ellos y nada para los demás", pero desde la época de Adam Smith "los demás", mediante su propia lucha, han aprendido a leer, escribir y pensar de forma crítica. La fuga misma depende de cada uno de nosotros, y de todos en conjunto.