La protagonista de esta historia, bibliotecaria anónima relegada al sótano de una biblioteca de provincias, aunque con muchos años de experiencia, se encuentra, al inicio de su jornada laboral, con un hombre que se ha quedado encerrado y ha pasado la noche allí. El diálogo, en realidad monólogo, que mantiene con él, da forma a las páginas de este breve y curioso relato. En un extenso y único párrafo la autora nos cuenta no sólo la vida de la protagonista, sus ideas y visión del mundo, sino que también hace un pequeño repaso de la historia de las bibliotecas y su sistema de clasificación, entre otros temas.
Me ha parecido un libro ligero y entretenido, me ha gustado en especial la protagonista, una mujer de carácter peculiar, hastiada de muchas cosas en la vida pero que a la vez parece no perder la esperanza. También me han gustado algunas ideas y frases sobre los libros que aparecen, como:
“Escribir es sexual. Uno no se encierra diez horas al día para escribir si todo le va bien en la vida. La escritura solo llega cuando algo no funciona. Si todo el mundo fuese feliz en la tierra, no se escribirían más que recetas de cocina y tarjetas postales, no habría ni libros, ni literatura, ni bibliotecas."
“Los dos juntos, libro y lector, en el momento adecuado de la vida de cada uno, eso puede producir chispas, una llamarada, una hoguera, puede cambiar una vida.”